Defensa personal

Toda persona tiene derecho a defenderse ante una agresión. La defensa personal es el arte de defenderse de un ataque sin herir al agresor. La mayoría de las personas piensan que la única forma de defenderse es golpeando al agresor, pero existen muchas maneras de defenderse sin recurrir a la violencia.

La clave para defenderse eficazmente es mantener la calma y actuar con inteligencia. Si estás enfadado o asustado, es más difícil pensar con claridad y tomar decisiones acertadas. Antes de nada, debes evaluar la situación y determinar el riesgo que corres. Si el agresor es mucho más fuerte que tú o está armado, es mejor intentar escapar que defenderse.

Si decides defenderte, es importante que actúes de forma inteligente. No intentes vencer al agresor a golpes, ya que es muy probable que seas derrotado. En lugar de eso, intenta confundirlo, distraerlo o inmovilizarlo. Puedes golpearle en las piernas o en los brazos para hacerle perder el equilibrio, o incluso atacarle en el estómago para debilitarle. Si estás en una situación de peligro, puedes utilizar objetos como llaves, botellas o palos para defenderte.

Si el agresor está cerca de ti, puedes intentar inmovilizarle con un abrazo. Apoya tus manos en su pecho y presiona hacia abajo con todas tus fuerzas. Si estás en el suelo, puedes rodar sobre ti mismo para ponerte de espaldas al agresor y así poder golpearle.

No olvides que la mejor defensa es la prevención. Mantente alerta y observa a las personas que te rodean. Si sientes que estás en peligro, intenta alejarte de la situación lo antes posible. Y, por último, recuerda que la violencia sólo empeora las cosas. Si eres capaz de defenderte sin herir al agresor, mucho mejor.

Y + G + D + B

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